Brujería

La brujería no es una leyenda: era y sigue siendo un hecho real. Lejos de haberse extinguido se está difundiendo cada vez más.

La brujería surgió hace veinticinco mil años cuando el hombre paleolítico cazaba para sobrevivir. Únicamente una buena caza le proporcionaba comida, pieles para abrigarse y huesos destinados a convertirse en herramientas y armas.

El hombre de aquellos tiempos creía en una multitud de dioses y atribuía un espíritu a cada uno de sus elementos. Denominamos animismo a esta creencia ya que según el hombre primitivo habia un dios que controlaba el viento, un dios que controlaba el cielo y principalmente un dios que controlaba la caza.  

Puesto que la mayoría de los animales llevaban cuernos, era lógico que se representara también con cuernos al Dios de la Caza.

Existía la creencia en la atracción mutua. Por ejemplo, si se iniciara una caza después de construir en tamaño natural el modelo de un bisonte atacando y <<matándolo>> a continuación, el éxito estaría garantizado. Los ritos mágicos/religiosos tuvieron su origen en la costumbre de vestirse uno de los cavernícolas con la piel y los cuernos de un animal, asumiendo de este modo el papel del Dios de la Caza y dirigiendo el ataque. También se hacían rituales para la fecundidad, tras construir en arcilla modelos de animales copulando, los miembros de la tribu procedían a hacer lo mismo en un ritual correspondiente.

Conjuntamente con el desarrollo de los distintos ritos –para la fertilidad, para el éxito de la caza, para las necesidades cotidianas- se evolucionaba un sacerdocio compuesto de unas pocas personas más dotadas que sus compañeros y de los cuales se esperaban buenos resultados a la hora de celebrar rituales. En algunas partes de Europa estos sacerdotes o sacerdotisas llegaron a ser conocidos como <<Wicca>> sabios.

En aquellos tiempos cuando el cristianismo iba adquiriendo cada vez más fuerza, la vieja religión, compuesta por los Wiccan(la iglesia los consideraba paganos), era una de sus fuertes rivales. Es lógico desear la liquidación de un rival y la iglesia siguió fiel a esta norma. El dios de la vieja religión poseía cuernos y por lo visto los llevaba también el diablo en la fe cristiana. La iglesia no tardó mucho en sacar la conclusión de que los paganos eran seguidores del demonio, una forma de razonar que todavía se encuentra en la iglesia actual.

La campaña de difamación contra los no cristianos aumentaba en el transcurso de los siglos. Todo lo dicho y hecho por los Wiccan fue utilizado en su perjuicio. Ellos practicaban la magia para fomentar la fertilidad e incrementar las cosechas pero la iglesia afirmaba que hacían estériles a las mujeres y estropeaban el grano.

Uno de los ritos viejos para la fertilidad constaba en dirigirse a los aldeanos, bajo la luz de la luna, a los campos para allí montar sobre palos, bieldos y escobas, cabalgando como si fuesen caballitos de juguete. Daban saltos en el aire a la vez que cantaban para enseñar a las cosechas la altura a la cual debían de llegar. Como puede verse, era una forma sencilla de magia simpática pero la iglesia interpretó tales acciones como trabajar contra las cosechas, alegando además que los Wiccan volaban por el aire sobre sus escobas, seguramente una obra diabólica.

Heinrich Institoris Kramer y Jacob Sprenger publicaron su libre Malleus Maleficarum donde daban unas instrucciones concretas para la persecución de los brujos. Sus esfuerzos tuvieron fruto y la historia se iba propagando como las llamas, brotando en los lugares menos esperados. Durante casi trescientos años no dejaron de arder los fuegos de la persecución. La humanidad se había vuelto loca. Los habitantes de pueblos enteros en donde se sospechaba de la existencia de algún brujo fueron exterminados en medio de gritos como <<Destruidlos a todos, el Señor reconocerá los suyos>>. En 1586 el Arzobispo de Traer llegó a la conclusión de que los brujos eran responsables de los fríos excesivos del último invierno. Mediante la tortura se obtuvo una <<confesión>> la cual llevo a la hoguera por haber interferido con los elementos, a ciento veinte hombres y mujeres.

Se calcula que el número de personas quemadas, ahorcadas o torturadas hasta la muerte por ser acusadas de brujería asciende a nueve millones. Por supuesto no todos eran seguidores de la Vieja Religión pero las persecuciones ofrecieron una oportunidad inaudita para liquidar a un enemigo.

En 1604 el rey Jaime I de Inglaterra dictó su <<Acto contra los Brujos>> siendo éste revocado en 1736 para ser reemplazado por otro en el cual se ponía de manifiesto la no existencia de los brujos y en donde se penalizó además como fraude la pretensión de poseer poderes ocultos. A finales del siglo XVII los supervivientes del Arte habían desaparecido de la vista pública, dando a entender, durante los próximos trescientos años, que se habían perdido para siempre. Sin embargo una religión capaz de perdurar a lo largo de 20.000 años no se extingue tan fácilmente. El trabajo, realizado en grupos pequeños, los vestigios de los Círculos, a menudo compuestos por miembros de una sola familia continuaron.

La revocación el 1951 de las últimas leyes contra la brujería brindó a los mismos brujos la oportunidad de hablar en defensa propia. A partir de ese momento empezaron a aparecer grandes Círculos distribuidos en todas partes de Europa. Los brujos, sin embargo, estaban bien escarmentados y temiendo una irrupción de nuevas persecuciones no se atrevieron a manifestar públicamente sus creencias.

Actualmente en todas partes del mundo es usual tropezar con fiestas y seminarios Wicca. Las brujas aparecen en la televisión y en charlas de radio; salen también en los periódicos y revistas nacionales e internacionales y se ofrecen cursos sobre brujería etc.

 

La adivinación

Adivinar es sinónimo de predecir el destino. En este sentido se puede afirmar que la humanidad no ha cambiado. Siempre se ha dado la misma inseguridad, la misma necesidad y temor de saber, la misma angustia frente al futuro. Aunque la pitonisa de hoy reciba previa petición de hora (a precios desorbitados), aunque la sibila de Cumes haya cambiado su antro por un apartamento de la zona residencial, la necesidad de conocer el futuro es siempre la misma.

Los hay que poseen el don de la previsión, los hay que fingen; los hay también que pagan para obtenerlo.

Aparentemente, en esta época que ha asistido a la perdida de lo sagrado, el respeto de antaño se ha transformado en curiosidad. Hoy en día, la gente acude a que le adivinen el porvenir haciendo gala de desenvoltura. Pero al igual que el griego de Delfos o el romano de Cumes, se teme y se espera, se cree y se aguarda. Muchos sabios han atribuido una gran importancia al problema moral de la adivinación y se han enfrentado, contradicho y disputado en numerosas ocasiones a este respeto.

Sin embargo, a pesar de las prohibiciones, los anatemas, las condenas a muerte y las amenazas de un castigo divino eterno, los hombres, ya sean creyentes o ateos, cultivados o analfabetos, han seguido practicando la adivinación durante siglos utilizando todos los medios a su alcance. A continuación comentamos solo algunos de los muchos que existen. 

  

La lectura de los tarots

Fue en la década de 1970-1980 cuando resurgió un extraordinario frenesí: la manía de los tarots. Había tarots en todas partes. La cartomancia es el apoyo que mendigamos a unos odiosos comerciantes de la esperanza, de nombre exótico y mirada rara vez clarividente.

La cartomancia es una forma de preconocimiento, de clarividencia y de retroconocimiento, así pues, un sistema que, gracias a asociaciones simbólicas, consigue revelar y definir el presente, el pasado y el futuro del consultante.

 

La quiromancia

La lectura de la mano parece ser sinónimo de adivinación gitana. La quiromancia es una ciencia y un viejo arte que cuenta miles de años. Nacido en la India, en donde todavía hoy se conserva un templo dedicado a Brahmá, primer libro que codifica las múltiples normas quirománticas.

Como una ciencia, la quirosofía es una disciplina exacta que incluye normas, axiomas y leyes. El quirósofo, al igual que el médium, se basa en estas nociones y tiene en cuenta las protuberancias, las líneas y las formas, dedicando una especial atención al color, a las dimensiones y a la frecuencia de los signos, ya que cuando un factor se repite varias veces el resultado se confirma; por el contrario, cuando los factores no se repiten y son contrastados y debilitados por otros, se anulan. Así, para la lectura de la mano se precisa orden, rigor y método, pero también clarividencia e intuición, ese <<algo más>>, indicio de una aptitud para lo paranormal.

 

Numerología o aritmología

La numerología es una ciencia reciente, nacida de la cábala y del pitagorismo. Pitágoras hacía corresponder el número con la esencia del universo; paralelamente a la filosofía china, identificaba la línea vertical y el número impar con el principio masculino, y el número par con el principio femenino.

 

La metoposcopia

Basándose en la astrología, hizo corresponder las líneas horizontales, de la base a la parte alta de la frente, con los 7 planetas siguientes: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Asimismo, hizo una distinción entre las líneas derechas y sinuosas, cortas y largas, continuas y entrecortadas, etc.

 

La geomancia

Es la adivinación por medio de la tierra, una ciencia cuyo veredicto pertenece a los espíritus de la tierra. El vidente arroja a tierra un puñado de piedras o bien, sirviéndose de su índice y de un bastón, traza sobre la arena, con un solo movimiento continuo, cierto número de puntos formulando mentalmente la pregunta.

Por Eva L. D. y Eva J.